Perameno, Parameno y más adelante Pardameno, y hoy Pardomino. Era uno de los valles y montes más hermosos de la provincia de León; aún hoy día, conserva mucho de su antiguo esplendor. Es un valle orientado de este a oeste, con «tantas vallinas como días tiene el año», que van casi todas de norte a sur y de sur a norte. Cada una con su arroyuelo. Todos juntos forman, en el fondo, el río de Pardomino, de aguas claras, frescas, con buenas truchas, y que siempre corren, aun en verano.
Comienza por el monte de Valcabrero, que está a la entrada y corriendo a lo largo del Porma, y por consiguiente, aunque pertenece al monte, no al valle de Pardomino. A esto le llaman la Boca de Pardomino. Adentrándonos en el valle nos encontramos con tres casas que pertenecieron a don Federico Castañón, al tío Isidoro García y al tío Jerónimo Diez. Justamente enfrente, y a la derecha, está el valle de la Friera, debido su nombre a una fuente frigidisima que hay a la mitad de la vallina. En la parte de arriba está la Palomara y el camino de la Herrería que va hasta Cerecedo y Valdecastillo. A la izquierda, según se sube, están los prados de San Andrés
A la derecha están los valles de Valdelaba, en cuya parte alta están las mejores frambuesas del monte, y Valdecabañas antes de muchos robles. En los prados de San Andrés hubo varias casas, que eran: la de la Generala y la del Conde, y en la otra parte, la del tío Miguelin y la de las Teresitas y, por fin del tío Sebastián.
Al final de los montes de San Andrés esta el monte San Pedro, por donde baja un arroyo desde las faldas del Peñaruelo.
Enfrente de este valle, hacia la derecha del camino, baja otro arroyo del valle de Ricuencas.
Más arriba esta la Cachana. Enfrente y a la derecha, baja otro arroyo del Valle, que se llama Riduermas.
Siguiendo adelante llegamos al sitio donde los de Lodares tenían su chozo para cuidar el ganado. Y más arriba esta Aguas Mestas, o junta de dos arroyos, el uno que baja de Collada Muertos, con otra rama que baja de la Collada de Vozmediano; por el primero va el camino para Corniero y por el otro para Vozmediano. El otro arroyo que forma Aguas Mestas baja de los Fontanales de Primajas, y entre los dos quedan Pico Relance, que es el mas alto de Pardomino; el Pico Mular, Tierra la Mula, Pico Laceo y el Monte de las Gallinas, por los muchos urogallos que antes hubo allí.
Hacia la izquierda, o sea la ladera del norte, están el Piornal y el Monte el Acebal, monte de acebos, como no había otro en las montañas; están también la Capellana y las Piedras de Requejo, hacia Reyero; las Grandas, entre Reyero, Pallide y Lodares.
Hacia la derecha, o sea siguiendo el arroyo de Collada Muerto están los mejores bosques de este monte famoso. Y hacia la Collada de Vozmediano entraba el Camino de los Frailes, que desde Vozmediano y siguiendo por Collada Muertos, donde en tiempos antiguos se dio una gran batalla, y por debajo de Pico Relance sigue por todo el cerro mirando a las dos riberas, la del Esla y la del Porma. Llega a la Collada de Primajas, y por la ladera del monte Laceo (El Acebo) y por encima de Viego sigue mirando a Reyero, por Recubiles al puerto de Linares. Allí se dividía en dos: el uno que torcía por encima de Lois, por el valle de Vioba y pasaba a Acevedo, y otro que iba por Linares, Solle, el monte de Murias y Tronisco. Llamaban a éste, especialmente, el Camino de los Frailes porque desde Sahagún venían para todos los conventos que tenían aquí en las montañas.
Se cree que esta es la gran Vía Astur por donde se comunicaban los astures de Lancia con los vadinenses de este rincón, y llegaba por encima de Cofiñal hasta Campo de Caso y los astures tramontanos.
Este valle tiene 17 kilómetros de largo y 5.5 kilómetros de ancho con elevaciones de 1.780m; son habituales los bosques de roble y los grandes hayedos o quizá habría que decir que eran habituales.
Tiene mas de trescientas vallinas, una por cada día del año, según dicen los paisanos. Todas las fuentes y arroyos corren al Porma; solo las aguas de Collada Muertos y Pico Relance bajan al Esla.
Es un monte tan espléndido, tan acogedor y tan tranquilo que los antiguos lo llamaban Per-Ameno. Y por ello fue escogido primero por los ermitaños y luego por los monjes para retirarse tranquilos del mundo.
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